¿Qué es la poesía? De todas las definiciones que se han propuesto desde que el mundo es mundo, la más precisa me parece la de Pound: “Una composición musical hecha de palabras”. También es la más sintética, la que mejor condensa un concepto en menos espacio. “Una composición musical”, pero con la particularidad de ser una música no sólo hecha de sonidos sino también de significados. “Una composición musical”, o sea, una canción, tonada o balada, pero una en la cual importa más la manera de decir que lo que se dice, más la forma que el fondo. De allí que los temas de la poesía sean unos pocos y siempre los mismos: el amor, el desamor, la belleza, la muerte, la tristeza, etc. El tema es lo de menos. ¿Por qué esta cercanía de la música con la poesía? La música es el arte que más se aproxima a la perfección, ya que es el arte donde la forma y el fondo se llegan a tocar, donde lo que se dice es al mismo tiempo la manera de decirlo.
Lamentablemente hay poemas que carecen de poesía, como también hay poesía que no necesita de palabras para existir. Hay poemas formalmente correctos en los cuales no hallamos por ningún lado poesía, ya que ésta nace precisamente del rompimiento de la lógica convencional del lenguaje. Y es que otra de las características de la poesía es que es ajena a lo que se conoce como discurso lógico. En realidad, con lo que menos tiene que ver la poesía es con la lógica, o mejor dicho, ella posee su propia lógica, totalmente diferente a lo que entendemos por esa palabra. Más cómodo sería aceptar que no existe una definición exacta de poesía. Que las nociones de armonía, ritmo y estructura por sí solas no bastan para definirla, que es siempre “otra cosa” inefable. En tales casos no nos queda sino responder como Bécquer ante su amada: “Poesía eres tú”. Pero lo fundamental es que la poesía no se dirige al entendimiento sino al sentimiento, que no está hecha para ser comprendida sino para ser sentida, como explica Octavio Paz. De allí que tendamos a pensar que lo más opuesto a la poesía, su contrario, sería una ecuación o una fórmula matemática, aunque cualquier estudioso de esta ciencia nos rebatiría esto diciendo que hay teoremas que son verdaderos poemas. A ellos estaríamos tentados a contestarles que ninguna fórmula matemática es capaz de trasmitir estados de ánimo o sentimientos.
Otra cuestión importante es la distancia que hay entre poesía y acto poético. Hay poetas que sostienen que más importante que escribirla es vivir la poesía, actuar poéticamente. Si el poeta lograra esto último no necesitaría escribir poesía sino experimentarla en la realidad cotidiana. Así que el poema, el recipiente que contiene a la poesía, ha surgido como una necesidad ante la realidad de una vida poco poética, una vida donde es casi imposible actuar poéticamente, al menos no sin afrontar las consecuencias de nuestros actos. Necesitamos escribir poesía porque escasea cada vez más en la vida real, aunque preferiríamos que fuese tan abundante que nadie se viese obligado a tomar un lápiz para anotarla o a abrir un libro para entrar en contacto con ella.
Luis Lacave
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