viernes, 19 de junio de 2009

Fragmento del ensayo sobre Henry James, del libro "El imperio de la novela".

James McNeill Whistler

“…De modo que un norteamericano va a Europa, queda impresionado con la organización y la prosperidad de Gran Bretaña, queda impresionado por la floreciente cultura francesa y por su ritmo de vida, queda maravillado por el temple, la riqueza cultural y la evolución que experimenta la península itálica. Ya sea Suiza, Alemania, Austria, Holanda, Grecia y la península ibérica, Henry James encuentra un mundo maravilloso, espléndido y donde, incluso, África, Asia menor y el extremo oriente están presentes por los aportes de las materias primas y las artes menores. Un norteamericano ávido de cultura se encuentra hasta con el surgimiento de la arqueología, que le permite captar de manera clara un cosmopolitismo que París, Londres, Viena, Zurich, Venecia, Roma, etc; exhiben como en una tienda. Esa tremenda dinámica, tan diferente a la Norteamérica pujante, rica, exuberante pero simple a pesar de su complejidad mental, que ya nos ha dado a Poe y a Hawthorne, va a convertirse en un contraste cultural y hasta tipológico que formará parte de su obra. Es así que darse cuenta, una vez conocido el mundo europeo y contrastarlo con Norteamérica, que la novela de habla inglesa no ha reflejado para nada esa combinación y que ya no sólo es que la crisis de la novela inglesa no permite ver esa dinámica internacional pujante, sino que está imposibilitada para captar al continente joven y que con sus cualidades espera poder contrastarlo. Para mí, James antes que nadie percibió la necesidad de conjugar lo europeo con lo norteamericano para expresar las condiciones del mundo y, además, lo consiguió extrayendo de la belle-époque lo auténtico, lo característico. No le bastaría con decir que se trata de una época ecléctica, sin personalidad propia, como lo declara abiertamente Hermann Broch, no, no le podía bastar; para James lo importante era captarla, expresarla, convertirla en obra de arte y, a través de la novela, que podríamos decir, tomando al propio Broch, es la expresión más autentica del siglo XIX. Ni antes ni después, la novela obtuvo tal madurez y tan eclosiva multiplicidad de prestidigitadores. James convirtió a la novela en un asunto de estudio crítico, es él quien por primera vez se ocupa de manera sistemática y prolíficamente, de estudiar a un género que había pasado de ramera, en los inicios griegos y latinos, a princesa, en la edad media, para luego adquirir tinte de filósofa en el renacimiento y terminar en el siglo de la belle-époque como una emperatriz.”

Ricardo Chitty

2 comentarios:

  1. ...es cierto , a henry james nunca se le dara lo mucho que el aporto a la literatura y en particular la forma vital de narrar y crear personajes...un fuerte abrazo desde mis horas rotas ,---jose ramon...---

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