...Hay otra escena que refuerza la idea de que el mejor caballero terrenal está completamente dominado por amor y que también le permite a uno pensar en ese aspecto contingente real que consiste en la embestida de que es objeto Lanzarote, al desatender los llamamientos a detenerse hechos por un caballero que cuida el abrevadero en un prado. Ello, igualmente, me lleva a tomar aquella escena entre el Lazarillo y el ciego, en donde el primero, por orden de su amo, se acerca a la estatua de bronce de un toro para escuchar, según el ciego, el bramido del animal y al Lázaro acercar su cabeza a la estatua, de un empujón se la golpea con el duro y rugoso bronce y, además, le dice que despierte para que no haga todo lo que se le diga. Es dura la realidad del héroe y es dura la realidad de Lanzarote al recibir ese golpe que lo derriba del caballo. La contingencia, la exigencia de la vida diaria está representada por este suceso del abrevadero, y es otro ejemplo de ¿realismo simbólico? En ambos casos el héroe se encuentra con la dura realidad aún tratandose de un caballero o de un pícaro. Quiero que comprendan que la analogía se basa en la realidad y, en cierto sentido, ésa es la base del realismo como procedimiento de construcción. Ahora, como "El caballero de la carreta" es una novela medieval del siglo XII, sería extraño hablar de realismo. El realismo comenzó en el Renacimiento, eso es, digamos, lo más aceptado. Ciertamente a partir del Renacimiento se comienza a perfilar el preponderante síntoma de actualidad de lo real, y que llegaría a su máxima expresión en el realismo del siglo XIX. Sin embargo, cuán realista es la escena del abrevadero; ese golpe a quien va ensoñando es tan contundente como el molino con el que se enfrenta Don Quijote. Un realismo simbólico en el sentido de que es verosímil la carga de significados que conlleva la carreta, y al mismo tiempo, cómo se refuerza la idea del sacrificio por amor a la reina con la embestida del abrevadero. Ello comienza a mostrar la fuerza de lo débil, el poder del amor por encima de los sucesos. Su encanto sublime y su gran exigencia en relación con la realidad. Sugiero el término realismo simbólico porque me parece que es la base del realismo moderno que desplazó a la cultura emblemática del Románico y el Gótico y permitió a críticos y autores obviar el gran aporte de un Thomas de Inglaterra y de un Chretien de Troyes al desarrollo del realismo por su condición emblemática o simbólica. Del realismo simbólico al realismo propiamente dicho sólo hay un desencanto, aquel que hizo dudar al místico y al creyente y le permitió exigir pruebas. El "ver para creer" supedita la imagen simbólica al hecho.
Ricardo Chitty
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